Páginas

domingo, 12 de agosto de 2012

El confort de la zona

Comodidad
“He oído todas las excusas que pueden inventarse las mujeres: no tengo talento, no soy importante, no tengo estudios, no tengo ideas, no sé hacerlo, no sé qué, no sé cuándo. Y la más ofensiva de todas: no tengo tiempo”. CPE

La tranquilidad y la distensión son anhelos comprensibles. Libres de dificultades y conflictos, nos sentimos tan relajadas que apetece que la sensación nos dure para siempre. Ahí radica el atractivo de la nada despreciable comodidad. Sin embargo, hay que discernir cuando es conveniente tal actitud y cuando es absolutamente contraproducente.

Se entiende que en el trance de una dificultad que no pueda resolverse en el corto plazo busquemos cierto nivel de adaptación, pues nadie puede sobrevivir a una tensión prolongada sin colapsar. Pero de ahí a asumir una actitud de invalidez, declarándonos silenciosamente en nulidad y acomodándonos a lo que nos coarta, existe una gran diferencia.

Nuestro bienestar es un derecho primordial e irrenunciable. Lograrlo muchas veces implica que dejemos a un lado nuestra comodidad.  Nuestros sueños y querencias son parte importante de ese bienestar y por alcanzarlo vale la pena sacudirnos la pereza, liberarnos del miedo y apostar por la osadía. Intentando convencernos de que ‘esto no es tan malo y además hay cosas peores’, nos compramos una tranquilidad efímera que cuando se esfuma nos deja sumergidas en la aflicción disimulada.

Habrá que batallar mucho, sobre todo con nuestra persona, pero el premio de alcanzar lo que nos corresponde en este mundo bien lo vale. Podemos y tenemos que luchar por lo que nos importa. ¿Qué porqué? Pues precisamente por eso, porque nos importa.

“Es cuestión de valorar el brillo de nuestros propios ojos, la resonancia de nuestro estado de ánimo, la vitalidad de nuestros sentidos. …Una mujer tiene que estar dispuesta a arder al rojo vivo, a arder con pasión, a arder con palabras, con ideas, con deseo de cualquier cosa que ella aprecie sinceramente. …Tenemos que luchar por lo que más queremos, por aquello que tenemos entre manos, por nuestro desarrollo más allá de nuestros motivos espirituales superficiales, en otras palabras, "el deseo de sentirnos maravillosamente". CPE 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Qué opinas de este artículo?