“He oído todas las excusas que pueden inventarse las
mujeres: no tengo talento, no soy importante, no tengo estudios, no tengo ideas,
no sé hacerlo, no sé qué, no sé cuándo. Y la más ofensiva de todas: no tengo
tiempo”. CPE
La tranquilidad y la distensión son anhelos
comprensibles. Libres de dificultades y conflictos, nos sentimos tan relajadas
que apetece que la sensación nos dure para siempre. Ahí radica el atractivo de
la nada despreciable comodidad. Sin embargo, hay que discernir cuando es
conveniente tal actitud y cuando es absolutamente contraproducente.
Se entiende que en el trance de una dificultad que no
pueda resolverse en el corto plazo busquemos cierto nivel de adaptación, pues
nadie puede sobrevivir a una tensión prolongada sin colapsar. Pero de ahí a
asumir una actitud de invalidez, declarándonos silenciosamente en nulidad y
acomodándonos a lo que nos coarta, existe una gran diferencia.
Nuestro bienestar es un derecho primordial e
irrenunciable. Lograrlo muchas veces implica que dejemos a un lado nuestra
comodidad. Nuestros sueños y querencias
son parte importante de ese bienestar y por alcanzarlo vale la pena sacudirnos
la pereza, liberarnos del miedo y apostar por la osadía. Intentando
convencernos de que ‘esto no es tan malo
y además hay cosas peores’, nos compramos una tranquilidad efímera que
cuando se esfuma nos deja sumergidas en la aflicción disimulada.
Habrá que batallar mucho, sobre todo con nuestra
persona, pero el premio de alcanzar lo que nos corresponde en este mundo bien
lo vale. Podemos y tenemos que luchar por lo que nos importa. ¿Qué porqué? Pues
precisamente por eso, porque nos importa.
“Es cuestión de valorar el brillo de nuestros propios
ojos, la resonancia de nuestro estado de ánimo, la vitalidad de nuestros sentidos.
…Una mujer tiene que estar dispuesta a arder al rojo vivo, a arder con pasión,
a arder con palabras, con ideas, con deseo de cualquier cosa que ella aprecie
sinceramente. …Tenemos que luchar por lo que más queremos, por aquello que
tenemos entre manos, por nuestro desarrollo más allá de nuestros motivos
espirituales superficiales, en otras palabras, "el deseo de sentirnos
maravillosamente". CPE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Qué opinas de este artículo?