Páginas

sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Sabemos quiénes somos?

¿Quién-soy?

¿Quién eres? Es una pregunta tan simple como inesperada y apenas la escuchamos sonreímos y pensamos "es pan comido". Aún así, tras nuestra reacción inicial, solemos dar paso a la perplejidad porque ¿cómo decirle a otro quien soy cuando le tengo miedo a la respuesta? En medio de la turbación, tratamos de concentrarnos sin mucho éxito e invariablemente: balbuceamos, nos quedamos en blanco, pedimos tiempo para contestar más adelante, o cambiamos de tema.

Seamos honestas, todas sabemos perfectamente quienes somos, pero nos inquieta la reacción y posible repercusión del interlocutor. Nos mortifica parecer excesivas, mínimas o inadecuadas. Nos aterra resultar "insuficientes", lo cual es una perfecta tontería.

Tenemos derecho a ser como somos, que nadie nos convenza de lo contrario. Aún si no nos agradáramos, podemos esforzarnos por ser mejores y establecer las mejores relaciones posibles con las peores partes de nosotras mismas.

Nuestros nombres son un buen punto de partida. Podemos asociarlos a nuestras características fácilmente identificables, al tiempo que pensamos como nos sentimos respecto a ellas. Si practicamos lo suficiente, podremos definirnos con seguridad y hasta cierto orgullo. Por ejemplo:

YO SOY MARIA: UNA FUERZA DE LA NATURALEZA
SOY REBECA: PASION Y DULZURA
SOY ALEJANDRA: PAZ Y ARMONIA
SOY LUZ: ENERGIA Y LIBERTAD

El límite es el universo y nunca nadie podrá decir mejor que nosotras mismas quienes somos. Como siempre habrá quien lo intente, pero es recomendable ignorar a aquellas personas que pretendan definirnos de formas restrictivas.
"Una verdadera mujer solo se pertenece a sí misma, poderosa, contenida e inalcanzable, todo en su justa medida". CPE.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho el artículo...Nunca me había formulado esta pregunta.

    ResponderBorrar

¿Qué opinas de este artículo?