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domingo, 11 de noviembre de 2012

La fuga

Mujer-y-libertad
“…escapa por tu vida. No mires atrás ni te detengas en toda la llanura. Escapa al monte, no sea que perezcas”. Génesis 19:17
El temor y la rutina son materiales idóneos para cárceles invisibles. Se asemejan a la resistencia de barrotes y ladrillos y su sigilo las hace perfectas en su cometido. Discreta y muy eficientemente cercan a rehenes que suelen darse cuenta de su situación cuando los muros están bien altos.


Podemos pasarnos un tiempo ignorándola o pretendiendo hacerlo llevadero, pero cada vez será más difícil contener esas tres palabras que gritan desde nuestras entrañas y un día cualquiera suben retumbando cual volcán activo: ¡tengo que salir!

Con un cómo nada claro, y un qué que nos inquieta, poco a poco y entre la osadía y el temor, nos permitimos pensar que otra vida es posible; nos atrevemos a ser creativas imaginándonos en ella. Nos inyectamos valor y emprendemos el camino que nos conduce a aquello que nos está destinado.
Por momentos dudamos y nos preguntamos si será posible. ¡Claro que si! Lo es cuando defendemos nuestro derecho a salir de la jaula y dejamos de intentar convencernos de que ese es nuestro lugar.
“Hoy me apetece volarme la cerca e incendiar el lugar. Y con una triunfal sonrisa en los labios, contemplar sus cenizas y darle la espalda para siempre”. Saguaro

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