“Yo
habito en mi piel y me siento muy contenta”. Isabel Sartorious
Al costo de haberme
convertido en el terror de mis coetañas, tengo la políticamente incorrecta
costumbre de decir mi edad y cuando alguien me dice que: ‘la mujer que dice su edad es capaz de cualquier cosa’, sonrío diciendo
‘amén’. Tengo que admitir que me
divierto con irreverencia ante quienes opinan que exponer nuestros años sea una
especie de suicidio o acto terrorista. En cambio, si escucho a alguna burlarse
de otra o insultarla llamándole ‘vieja’, siento
mucha lástima por la burlona que ha dejado claro que le aterroriza lo que
inevitablemente llegará, salvo que su muerte ocurra a destiempo.
La manifestación de miedo
o vergüenza hacia nuestra edad refleja falta de aceptación y alimenta la injusta
creencia de que perdemos valor en la medida que nos alejamos de nuestro
vigésimo cumpleaños. Para variar ¿qué tal un cambio de perspectiva? ¿qué tal un
poco de orgullo por nuestro tiempo en esta tierra? y ¿qué tal si de paso aprovechamos
lo que nos ofrece el que nos queda, más que ahogarnos en la frustración por su
indetenible paso?
Total, que yo sepa, a falta de la fórmula de la eterna juventud o de una máquina que congele el tiempo, la alternativa para la vejez es morirse. Como las dos primeras opciones no existen y la última no es deseable, queda la desgastante opción de la pose de adolescente eterna y creer que los demás no sacan cuentas (o averiguan).
¡Alto! No me mal
interpreten. No estoy sugiriendo que abandonemos los esfuerzos en pro de la
hermosura, la fortaleza y la salud (ni Dios quiera), ni mucho menos nos
durmamos en los laureles creyéndonos que podemos desperdiciar los momentos, sino
que aprendamos a ver el tiempo como un aliado que puede obrar a nuestro favor,
más que como un enemigo despiadado y obsesionado en nuestra ruina.
Adiós tic-tac.
“Plusvalía y no
depreciación es el saldo de mi paso por esta tierra”. Saguaro.
Excelente!!!!!
ResponderBorrarmas que un articulo una declaracion de libertad, pura y simple.