Páginas

domingo, 30 de septiembre de 2012

Sin querer o adrede

Límites
“¿Qué tanto es tantito?”. Pedro Infante

Aunque establecer límites suela ser engorroso, impera que sepamos señalarlos y defenderlos. Ellos constituyen nuestra primera línea de defensa ante los intentos y pretensiones ajenas (conscientes o no) de que aceptemos lo que no nos conviene.

La razón por la que solemos renunciar a tan preciado derecho, es que estamos peligrosamente habituadas a que a golpe de razonamiento, labia o fuerza se nos quieran imponer situaciones que son contrarias a nuestro bienestar, y a que si nos mostramos renuentes a quitar la marca, se nos tilde de duras o malas (por citar las palabras menos ofensivas).

Pero a ver, ¿qué sentido tiene andarse con miramientos y consideraciones con quienes a propósito apuntan a lastimar o aprovecharse de nuestra persona de alguna manera? ¿Qué tiene de bueno aguantarse y amadrinar las acciones de quienes ‘sin intención’ proceden de igual modo? En ambos casos el resultado es el abuso y aunque sobren argumentos, no estamos obligadas a aceptar. Si intentan explotar nuestra nobleza, ¡defendámonos!.

Poner los límites adecuados implica dos cosas: (1) sinceridad sobre nuestro sentir respecto al planteamiento y (2) superar el miedo a hacernos escuchar. No es necesario gritar, armar cantaletas, ni lanzar cosas, pero si comunicar nuestra perspectiva del asunto. Que no quieran escucharnos, intenten ridiculizarnos o forzarnos a aceptar, es señal inequívoca, no de que hay que claudicar, sino de que definitivamente el negocio no conviene. Nunca es tarde para enmendar la situación, ni siquiera cuando ya nos hemos dejado poner donde no queríamos, porque siempre podemos recurrir al maravilloso y liberador: ¡basta ya!

No es cuestión de ser irascible, pero sí de ser justas con nosotras mismas, de ejercer el derecho a negarnos a lo que sabemos nos puedes perjudicar (porque en el fondo lo sabemos). Nuestra capacidad de rechazarlo es una saludable expresión de poder.

Un buen límite se traduce en sensato auto-amor, no en tozuda inaccesibilidad. Importante: se vale ignorar las pataletas y quejas de aquellos  a quienes no les permitimos salirse con la suya.

“En muchos casos lo que hace falta para enderezar una situación es que nos tomemos a nosotras, nuestras ideas y nuestras aptitudes mucho más en serio de lo que hemos venido haciendo hasta el momento”. CPE

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Qué opinas de este artículo?