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jueves, 12 de septiembre de 2013

Los asuntos pendientes

Cosas-importantes-para-la-mujer
“…Dentro del súper nadie piensa en la muerte”. Ann

Por lo regular, la propia muerte es un evento en el que preferimos no pensar. Evitamos el tema rayanamente y nos acomodamos a la idea de que es una realidad tan inminente como lejana. Pero ¿qué haríamos si sintiéramos su proximidad?

A tal reflexión empuja la película Mi vida sin mí.  La protagonista es Ann, quien es diagnosticada con un tumor maligno en fase terminal. Este es su panorama al momento de recibir la noticia: 

Tiene apenas 23 años, es madre de dos niñas, vive en una caravana estacionada en el patio de una madre enojada con la vida, trabaja de noche limpiando las aulas de una universidad a la que no puede asistir, su marido trabaja ocasionalmente y no ve a su padre desde que éste entró a prisión hace 10 años. También es apoyo y confidente de Laurie, quien canaliza en su trastorno alimenticio un trauma no superado.

Aunque la noticia la impacta, Ann toma una actitud nada usual frente a la situación. Ni se molesta, ni se deprime. Tampoco se lanza desaforadamente a ganarle una carrera al poquísimo tiempo que le queda. Por el contrario, encara su nueva realidad sin dramatismo alguno. Se dirige a una cafetería y como si del acto más natural se tratara, escribe una lista de 10 cosas que hará antes de morir:

1.        Decir a mis hijas que las quiero varias veces al día.
2.      Encontrar una buena chica para Don que también le guste a las niñas.
3.      Grabar felicitaciones de cumpleaños para mis hijas todos  los años  hasta que cumplan los 18.
4.      Ir todos juntos  a Whalebay Beach  y hacer un gran  picnic.
5.      Fumar y beber todo lo que quiera.
6.     Decir lo que pienso.
7.      Hacer el amor con otros hombres  para ver cómo es.
8.     Hacer que alguien se enamore de mí.
9.     Ir a ver a papá a la cárcel.
10.   Ponerme  uñas postizas (y hacer algo con mi pelo).

En lo adelante, Ann reflexiona sobre todo lo que sucede a su alrededor. Va reconsiderando el valor de las cosas, mientras que silenciosamente y desde el marco de su cotidianidad va cumpliendo todo lo listado. En el proceso desecha las acciones que no la convence del todo (teñirse el pelo) y las actitudes que se oponen a sus valores (ser cruda con la gente).

Ann no llegó a los 25 y sin embargo vivió lo suficiente. Y eso fue posible porque frente a la prueba más grande de su corta vida, decidió lo que le importaba e hizo lo necesario para alcanzarlo. Y sin embargo, no es necesario sentir la muerte cerca para hacerlo. 

“Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia por la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada, ni siquiera nostalgia.  …todas esas cosas que dicen los libros que no has leído. ¡Esta eres tú!  ¡¿quién lo iba a decir?… tú!”. Ann

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