Si en algo nos aventajan los animales es en su natural tendencia a ser
simple y llanamente lo que son. A diferencia de muchos humanos, encajar es algo
que a ellos no les interesa en lo absoluto. Si se agrupan, protegen y apoyan es
porque tienen sentido de pertenencia, algo que se les da instintivamente. En
cambio, en nuestro mundo es muy frecuente que la pertenencia implique
aprobación.
La aprobación es algo que a todos nos gusta, lo cual no es malo en tanto
la asumamos como una preferencia y no la elevemos al nivel de necesidad, pues
una vez allí, inevitablemente comprometemos nuestra esencia. “¡Mi esencia…Yo no
hago eso!” -decimos rápidamente en nuestra defensa-. Detengámonos un momento.
Pensemos, por ejemplo, en como se ha resentido nuestro organismo cada vez
que le torturamos metiéndonos “a la mala” en una prenda fantástica pero más
chica que la talla que ostentamos -mea culpa con los zapatos-; en cuan
extrañas, incómodas y hasta torpes nos hemos sentido cuando por el contrario la
prenda nos superaba en tamaño. De esta misma forma, cuando por pertenecer nos
forzamos a encajar (cuando aparentamos lo que no somos) maltratamos nuestra
esencia.
Me gusta la propuesta de una vida simple porque me da algo que ningún
precio puede pagar: la ligereza de sentirme en “mis aguas”. Al mismo tiempo respeto
los demás gustos, incluso los más extravagantes porque en el tiempo he
aprendido a aceptar que mis aguas son mías y no tienen que ser necesariamente
las de los demás.
No está mal ser una mujer estilo “Esposas de Villa Stepford” y vale por
igual ser del tipo “Rosa Salvaje”. Lo
saludable y vital es ser lo que se es con
la mayor plenitud posible; que nos demos cuenta de que cuando pretendemos
lo contrario, cometemos el robo más grande que cualquiera pueda cometer: el
robo a nosotras mismas.
“Si has intentado encajar en algún
molde y no lo has conseguido, probablemente has tenido suerte. Es posible que
seas una exiliada, pero has protegido tu alma. Es peor permanecer en el lugar
que no nos corresponde en absoluto que andar perdidas durante algún tiempo
buscando el parentesco psíquico y espiritual que necesitamos… Aunque es útil
tender puentes, incluso con los grupos a los que uno no pertenece y es
importante procurar ser amable, también es imprescindible no esforzarse
demasiado y no creerse demasiado que, si una se comporta como debe y consigue
ocultar todas las comezones y crispaciones de la criatura salvaje, conseguirá
parecer una dama amable, reservada, modosa y circunspecta”. CPE
“Una es más
auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma”. La Agrado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Qué opinas de este artículo?