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domingo, 22 de abril de 2012

¿Salvaje? ¿Porqué no?

Mujer-salvaje
“Quien no sepa aullar, no encontrará su manada”.

Salvaje: (1) Se dice del animal que no es doméstico, y generalmente de los animales feroces… (2) Sumamente  necio, terco, zafio o rudo... (3) Dicho de una actitud o de una situación que no está controlada o dominada…

Partiendo de las definiciones que indica el diccionario, tenemos entonces que una mujer salvaje es: feroz, ruda y descontrolada. Con esa reputación es entendible, no solo que rechacemos que nos comparen, sino que también evitemos identificarnos con una. 

Para nuestra suerte, lo queramos o no, la mujer salvaje vive en cada una de nosotras. Ella es la responsable de afilar nuestras facultades instintivas, no de convertirnos en locas agresivas y descontroladas.  Por tanto, si algún riesgo corremos al aceptarla es el de transformarnos en mujeres aventajadas. Nos conviene superar el temor que de entrada nos inspira su fiereza, pues ella es lo suficientemente sabia como para no usarla indiscriminadamente, sino más bien reservarla para los momentos en que nuestra integridad física, espiritual o sicológica se encuentre amenazada.

A continuación comparto algunos fragmentos extraídos de “MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS” que nos da claridad respecto a la función de la mujer salvaje en nuestra vida.

“Si te adentras en el desierto y está a punto de ponerse el sol y quizás te has extraviado un poquito y te sientes cansada, estás de suerte, pues bien pudiera ser que le cayeras en gracia a La Loba y ella te enseñara una cosa... una cosa del alma”.

“El alma salvaje sabe cuándo y cómo actuar, basta que la mujer la escuche. La reacción adecuada se compone de perspicacia y una adecuada cantidad de compasión y fuerza debidamente mezcladas”.

"Sin una firme participación en la naturaleza salvaje, una mujer se muere de hambre y cae en la obsesión de los me siento mejor, déjame en paz y quiéreme por favor... No permitas que ningún pensamiento, ningún hombre, ninguna mujer, ningún compañero, ningún amigo, ninguna religión, ningún trabajo y ninguna voz avinagrada te obliguen a pasar hambre. En caso necesario, enseña los incisivos".

“La naturaleza salvaje no exige que una mujer sea de un determinado color, tenga una determinada educación y un determinado estilo de vida o pertenezca a una determinada clase económica... De hecho, no puede desarrollarse en una atmósfera de obligada corrección política ni puede ser doblada para que encaje en unos moldes caducos. Se desarrolla con la mirada pura y la honradez personal. Se desarrolla con su propia manera de ser”.

“Hay que examinar con especial detenimiento aquellos férreos principios que hacen la vida demasiado cómoda, que protegen en exceso, que hacen que las mujeres caminen como si se escabulleran de algo en lugar de pisar con paso firme. No quiero decir en modo alguno que una mujer se tenga que lanzar a situaciones ofensivas o dolorosas sino que tiene que fijarse en la vida un objetivo por el que esté dispuesta a correr riesgos. A través de este proceso se afilarán sus facultades intuitivas”.
“La mujer salvaje es por naturaleza vehemente y talentosa y se pregunta por qué razón la mujer tarda tanto en estar con ella, no simplemente algunas veces o cuando le interesa sino de manera habitual”.

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