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domingo, 1 de abril de 2012

Si el amor tuviera voz

Amor

Reportera: Si le diera un consejo a una mujer, ¿Cuál sería?
Edith Piaf: Que ame
Reportera: ¿Y a una joven?
Edith Piaf: Que ame
Reportera: ¿Y a una niña?
Edith Piaf: Que ame
                    La vie en rose
Con estas palabras concluyó la talentosa Edith Piaf su última entrevista, la cual tuvo lugar casi al final de una vida que conjugó talento y éxito con tragedia y enfermedad. Me resulta tan sorprendente como conmovedor que fueran palabras de quien se vio sometida a terribles vicisitudes.

El consejo de la Piaf es el más hermoso que yo haya escuchado. Me sirve para hacer la contra a la amargura de quienes afirman que el amor no les interesa, que le perdieron la fe o que es una fantasía imposible; los mismos que “aprendieron” que es un tortuoso calvario en cuyo nombre se consumen (e invierten) altas dosis de: drama, aguante, chantaje, represión o desgaste.
No creo que estas personas mientan, pero sí que están confundidas, porque la fuente de tales males es el miedo, no el amor. Con el amor que intentemos vivir desde nuestros temores y debilidades obtendremos, no una sino todas las veces, muy pobres resultados.
Me gustaría que aparte de lenguaje, el amor también tuviera voz y que un día, harto de tanta mala campaña, mandara a callar a sus detractores. De seguro diría algo así como:
En verdad soy un riesgo, el más hermoso y valioso de todos, pero riesgo al fin y al cabo.
Muchos piensan que soy sacrificio, pero más que eso soy esfuerzo y decisión.
Yo solo existo en libertad, así es que dejen de confundirme con sus apegos. Puedo ser lazo, pero no cadena.
No me perviertan en nombre de su necesidad. Cada vez que lo hacen me condenan a muerte.
Soy valiente y por eso le pongo el pecho a la culpa, a la negación y hasta al peor de mis enemigos que es el miedo, no el odio.
Soy un campo fértil pero no inagotable. Languidezco con sus descuidos.
Yo puedo mejorar sus vidas, pero ustedes deben hacer su tarea. Si van a arriesgarse conmigo, escuchen primero a su interior y enfrenten el temor a sentirte vulnerable.
Y por favor, ya dejen de justificar con mi nombre las barrabasadas que se hacen a sí mismos y a quienes dicen prodigarme. Yo SIEMPRE estremezco, pero NUNCA daño.
“El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a buscarla al borde de un precipicio”. Stendhal

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