“… te
puedo decir que tú eres una actriz principal, pero por alguna razón te
comportas como actriz secundaria”. Esto le dice el encantador Arthur a la afligida Iris en una escena de la película The Holiday (Las vacaciones).
Este es un
buen ejemplo de la ficción haciendo honor a la realidad, pues Iris representa a
millones de mujeres que voluntariamente, eligen comportarse como si la vida no
les dejara más alternativas que bailar al ritmo de personas que ellas mismas
convirtieron en el centro de sus mundos, ya sea “en nombre del amor”, del
compromiso, del sacrificio, de la responsabilidad, de la sencillez, de la
modestia, etc., etc., etc.
Algunas no
admiten tal martirio bajo ningún concepto. Otras se lo auto-imponen o dejan
imponer porque “no hay de otra” e incluso, intentan que las demás hagan causa
común con ellas porque “nos toca”.
La mujer
en estas circunstancias, eventualmente y ya cansada de zozobrar, decide:
“!basta, ya no más!”. El equivalente a
Iris, cuando se sorprende a sí misma diciéndose: “¡Por Dios, tu eres la
actriz principal de tu propia vida!” y entonces se sacude, reorganiza su vida y
el mundo le cambia.
Beneficiarse
de esa decisión implica que la mujer enfrente a su más férrea oponente: ella
misma. Necesitará determinación y mucha resistencia para vencer la duda y el
dolor. Romperá su pauta maldita y podrá replantarse en el mundo de una forma
más digna y ventajosa. Amará y cuidará mejor a los demás porque habrá aprendido
a hacerlo empezando por la persona correcta.
"Todos hemos cometido el error de pensar que otra persona nos puede
curar, emocionar o llenar. Se tarda mucho tiempo en averiguar que no es así,
sobre todo porque proyectamos la herida fuera de nosotros en lugar de curarla
dentro". CPE
“Solo podemos ver la luz cuando enfrentamos la
oscuridad”. Saguaro
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