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domingo, 29 de abril de 2012

¿Y ahora qué?

Incertidumbre
 
Sin distinción de que la perspectiva sea positiva o negativa, es natural que la ansiedad aflore cuando no sabemos lo que sucederá a continuación. La expectación que le dirigimos al asunto genera inquietud que, bien canalizada, no llega a dañarnos, pero mal llevada puede abatirnos. 

Si enfrentamos la vida cargadas de fatalismo, nos convertimos en presas de nuestra propia incertidumbre. Matizamos todas nuestras situaciones con malos presagios, y con cada uno sentimos que un cerco se cierra a nuestro alrededor. Aunque al final resulte que no sucede lo que temíamos, ya habremos pagado un alto precio en desgaste físico y emocional.

Cuando estamos abrumadas porque no sabemos o porque no vemos claro, lo mejor que podemos hacer es alejar la negatividad. Podemos (claro que podemos) tranquilizarnos, concentrarnos y apelar a nuestros recursos interiores (espiritualidad, sentidos e intuición). Así es como aclaramos las ideas y a su tiempo, obtenemos nuestras respuestas.

“No temas no saber. En distintas fases y en distintos períodos de nuestra vida así es como tiene que ser”… “La unión con la propia intuición fomenta una serena confianza en ella, ocurra lo que ocurra. Cambia la actitud de la mujer haciéndola pasar de un `lo que sea sonará` a un `voy a ver todo lo que hay que ver`". CPE

“…A veces es necesario lanzarse y mantenerse firme sin saber lo que ocurrirá a continuación. Sólo así podemos recuperar nuestra naturaleza instintiva. “Nos empujamos hacia el abismo. Y entonces volamos". CPE

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