“Tenemos que utilizar la
cólera como fuerza creativa; tenemos que utilizarla para cambiar, desarrollar y
proteger”. CPE
La expresión pública de la rabia es uno de
los actos que más evitamos, pues la misma suele estar caracterizada por la
vehemencia y la indiscreción. Cuando damos rienda suelta a nuestro enojo es
inevitable la molesta expectación de los que se encuentran en el entorno.
Sin embargo, nuestra vida no sería mejor
si no nos enojáramos.
Como las demás emociones primarias
(alegría, tristeza, dolor y miedo), la rabia cumple una importante función
biológica que hace posible nuestra supervivencia. Ella nos permite sacar del
cuerpo la ola de energía que desencadenan esas cosas que nos calientan la
sangre. ‘Hervir de rabia’ es lo más parecido a convertirse en una olla de
presión; si el vapor no encuentra por donde salir, la olla explota.
Pero no queremos ‘vernos mal’ y en un
intento de eludir el coste social, reprimimos la cólera o la colamos en
nuestras interacciones con expresiones de frialdad y sarcasmo. Todo en defensa
de una apariencia de bondad y corrección que eventualmente nos salda la factura
con un espíritu exhausto y lastimado.
Más que aprender a vivir sin furia, debemos
aprender a expresarla de una forma benéfica para nosotras. Si en vez de
ahogarla le buscamos una salida productiva e intentamos entenderla (averiguar
que la provocó), podemos convertirla en una puerta al aprendizaje y a la
transformación.
Como los materiales radioactivos, la cólera
requiere un manejo cuidadoso y paciente, pero también necesario porque si la
ignoramos se comprime en nuestro interior a riesgo de estallar en el momento y
con las personas menos indicadas.
Para aprender lo que nuestra rabia nos quiere
enseñar necesitamos sinceridad y disposición. Así nos habilitamos para un
desempeño más asertivo en el futuro. Eso también es poder.
“En lugar de intentar ‘portarnos bien’ y no sentir
cólera o, en lugar de utilizarla para quemar todas las cosas vivas a cien
kilómetros a la redonda, es mejor pedirle primero que se siente con nosotras a
tomar un té y charlar un rato para que, de esta manera, podamos descubrir cuál
fue su origen… La mujer que ha conseguido llegar a un entendimiento con su
cólera regresa a la vida del mundo exterior con una nueva sabiduría, una nueva
sensación de poder vivir su existencia con más habilidad”. CPE
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