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domingo, 15 de julio de 2012

Ella sanó

Salud-emocional
“Nunca insistiré demasiado en la conveniencia de clavar las cosas en la tierra para que no nos sigan dondequiera que vayamos”. CPE

Hace algunos años, una buena amiga me contó algo sobre lo que después reflexioné bastante. Sus palabras me llevaron a la conclusión de que, ciertamente, el único tiempo que vivimos es el presente. Esto fue lo que me dijo: 

Alrededor de los 30, me puse a pensar sobre lo que había sido mi vida hasta ese momento. Me di cuenta que mirando hacia atrás y entreteniéndome en los recuerdos dolorosos, me había perdido de mucho. Entonces tomé la decisión de  hacer lo que fuese necesario para cambiar mi situación.  No tenía claro por dónde empezar, pero sí que quería hacerlo.  Al principio parecía no avanzar mucho, pero de alguna manera lo logré. Cuando dejé de escarbar en mis heridas,  empecé a sanar y por primera vez experimente lo que es vivir realmente.

Ella aprendió que si bien las heridas son inevitables, vivir a través de ellas es una elección. Ahora sabe que el dolor no es para siempre y que la mejor manera de lidiar con él es enfrentarlo (reconocerlo, sentirlo y dejarlo ir); rechazando sentirse (y comportarse) como la persona más desgraciada de esta tierra.

Aprendió a procurar que sus heridas sanen y a mirar sus cicatrices con orgullo porque, después de todo, había sido lo suficientemente fuerte como para sobreponerse a esas cosas que en su momento le hicieron pensar que no sobreviviría.

Aprendió que su determinación es decisiva y que para seguir adelante hay que hacer eso que es tan difícil y que sin embargo, tanto bienestar nos retribuye: hay que perdonar.

Así que ahora ella perdona. Y lo hace, no porque sea demasiado buena, pendeja o santa, sino porque que se ama lo suficiente como para no permitir que el sufrimiento consuma su vida. Se dio cuenta que el perdón no es tanto un acto de bondad como de inteligencia y que es el precio de su libertad.

Se dio cuenta que perdonar resulta más fácil si se empieza por una misma.

“Si nuestra naturaleza salvaje ha sido herida por algo o por alguien, nos negamos a echarnos al suelo y morir. Nos negamos a normalizar esta herida. Recurrimos a nuestros instintos y hacemos lo que hay que hacer”. CPE 

“Lo más importante del perdón es empezar y continuar. El cumplimiento es una tarea de toda la vida”.  … Tú eres la que tiene que decidir cuándo perdonar y qué ritual se deberá utilizar para celebrar el acontecimiento. Tú decides qué deuda no se tiene que seguir pagando. La mujer es la que decide”. CPE
“Di la verdad acerca de tu herida y entonces comprenderás el remedio que le tienes que aplicar. No llenes el vacío con lo que te resulte más fácil o lo que tengas más a mano. Espera a encontrar la medicina adecuada. La reconocerás porque tu vida será más fuerte y no más débil”. CPE

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