“No es oro todo lo que reluce, ni todo lo que anda errante está
perdido”. J. R. R. Tolkien
Nada más difícil
de ocultar que la alegría de obtener algo que deseamos. Tan estupendo es y tan
bien se siente, que no nos damos por nadie y tomamos la actitud de pasar de
cualquier cosa que pueda amenazar ese maravilloso
tesoro. Nos rendimos fácilmente al influjo de tan estupendas emociones y
con el optimismo a flor de piel, nos lanzamos.
No obstante y sin
necesidad de despreciar las experiencias deliciosas que nos trae la vida,
siempre es bueno prestar atención, máxime cuando no tenemos clara la naturaleza
de aquello que cautiva nuestro interés.
Sin renunciar el
éxtasis de la felicidad, podemos (y debemos) mantenernos conectadas a nuestro
instinto e intuición porque son ellos los que nos indican tanto las acciones a
tomar como los momentos adecuados. Disfrute y prudencia pueden bailar en pareja.
“El
deseo de tenerlo todo más fácil no es una trampa; es algo a lo que el ego
aspira naturalmente. Ah, ¡pero a qué precio!”. CPE
"Ya bailaré, plantaré, abrazaré,
buscaré, planificaré, aprenderé, haré las paces, limpiaré... más tarde. Todo eso son trampas. …El hecho de no huir cuando ello es absolutamente necesario provoca
depresión. Otra trampa”. CPE
“Como los lobeznos, nosotras nos
aprendemos de memoria las trampas, cómo están hechas y cómo están colocadas. De
esta manera conservamos la libertad”. CPE
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