¿En serio? Es lo que me pregunto siempre
que escucho a alguien hacer alusión a la debilidad y/o fragilidad
femenina. También me río para mis adentros al pensar que esas etiquetas,
tanto nos han servido (para salirnos con la nuestra), como nos han
perjudicado (cuando por ellas se nos tilda y se nos trata
como incapaces). Débiles y frágiles… De eso nada.
¿Cómo puede ser débil alguien a quien Dios otorgó la capacidad de
albergar vida, que se alimenta de su propia vida, por más de 250 días?
¿Cómo puede ser frágil la que, de ser preciso, saca una
familia adelante, pese al abandono y/o al divorcio, la viudez, el abuso y otros
tantos etcs?
Indiscutiblemente, si algo somos es sensibles y nuestra sensibilidad no nos
hace deficientes, por el contrario nos capacita para responder a la más
ligera excitación y al más pequeño de los estímulos, y aunque solemos
expresarla más a menudo y con mayor facilidad que los hombres, en ellos
también se manifiesta (a Dios las gracias).
En fin, que aunque nuestra fisionomía y contextura llamen a muchos a
engaño, aún la más delicada de nosotras puede, como un saguaro, enfrentar y superar las
más difíciles situaciones y de ellas salir fortalecidas. No hay que citar
a ninguna en particular porque ejemplos tenemos por doquier.
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