Generalmente asociamos el Poder
a símbolos externos de riqueza y a la influencia (o fuerza) que
algunos ejercen sobre otros para que actúen según sus
deseos. Mantenernos en esa limitada noción nos niega el acceso a la
gran fuente del mismo que habita en nuestro interior a la espera de que
nos decidamos a tomarlo. Para ello no precisamos engatusar, ni tampoco ser
serviles, miedosas, jactanciosas o provocadoras, pues todo eso
sobra cuando se trata de acercarnos a nuestra fuerza creadora,
aquella que solo pide que penetremos a nuestro interior
con honradez, tal y como somos.
Grabémonos esto: somos poderosas cuando
accedemos a nuestros recursos internos y los administramos adecuadamente. Como
todo lo que es valioso en este mundo, no basta con empoderarnos de ello,
también debemos cuidarlo porque el poder no es solo beneficio, también es
responsabilidad.
Aceptar nuestro poder traerá cambios
a nuestras vidas. Resistirlo y entenderlo puede ser intimidante al
principio, pero con el tiempo lo superamos, y luego no podemos
apartarnos de él porque nos damos cuenta que es parte vital de nuestra propia
naturaleza. Lo que experimentamos es creativo, positivo y muy necesario.
"Ser fuerte no significa tener músculos y hacer flexiones. Significa
afrontar la propia numinosidad sin huir, viviendo activamente con la naturaleza
salvaje cada una a su manera. Significa poder aprender, poder resistir lo que
sabemos. Significa resistir y vivir". CPE
"El respeto en presencia del poder es una lección esencial. Una mujer
tiene que ser capaz de permanecer en presencia del poder, pues, al final, una
parte del mismo será suya". CPE
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